viernes, 3 de julio de 2009

Viernes

- ¿Que dice tu remera? – Me acerco y me doy cuenta que por lo menos voy a tener que tomarme un minuto, para leer las letras blancas que estaban escritas sobre la tela negra

"Esta persona (portador) no ejerce la puesta en venta, almacenamiento ni comercialización de obras o ideas reproducidas sin autorización, a través de este ni por la palabra.

El material así expuesto solo contiene información referencial de situaciones y comentarios con derechos de autor reservados a quien corresponda, y las imágenes mentales de las mismas son utilizadas solamente en forma ilustrativa."

Lo miro, y me mira, nuestros ojos se cruzan y solamente sonreímos por que ningún comentario es pertinente cuando alguien lleva seriamente una remera con una inscripción tan poco seria.
Un abrazo y un saludo para mi amigo, y otro a su novia, ella esta sentada a su derecha con un vestido floreado, y unos rizos rubios que rebotan como resortes cada vez que se mueve, es muy linda, angelical y delicada como una escultura de Donatello, pero todo esto desaparece como un espejismo cuando abre la boca.
- ¿Cómo andas, che? Tanto tiempo – Me dice. – Bien, que se yo, hago lo que puedo.- Me mira con una mueca de asco. – Dale, deja de hacerte el pelotudo, Dami me dice que cada dos por tres andas hecho un trapo de piso, y con esa cara no podes andar por la calle ¿A vos te parece?- Mi amigo la interrumpe con la mirada, como si le salieran rayos láser de los ojos. - No pasa nada. – Le digo a Damian.
- Lo que pasa Ceci, es que los fantasmas me persigue y cuando creo que se fueron, reaparecen otra vez.- Otra mirada despectiva. – No te metas mi amor… pero ¿Que mierda significa eso?- - ¿Te acordas de María?- Ella sonríe, como si supiese mucho mas de lo que yo sé, por que ya leyó la historia de mi vida y esa sonrisa, no es mas que sarcasmo e ironía, hechos carne en sus dientes.- Me pasa que no puedo parar de pensar en ella, en lo que fuimos, y en todo lo que la amé. Y realmente no puedo soportar no estar con ella, cuando es todo lo que quiero en la vida.-
Damian, resignado mira la carta mientras la charla entre Cecilia y yo sigue, llenado la mesa, y los platos todavía vacíos.
- ¿Vos me estás hablando de María? ¿Esa mina que vi una vez en mi vida y que te cago la existencia con todo lo que hizo? Por que si es ella, sigo pensando que sos un boludo.- Sus palabras son como balazos en mi corazón, uno atrás de otro, sin errar el blanco ni una sola vez.
Con una triste mueca en mi cara le digo –Si, de esa María estoy hablando, y es verdad que me jodio bastante, pero no creo que lo haya hecho a propósito, ella no pudo entender un montón de cosas, por eso reaccionó asi. Pero tal vez algún día pueda. Aunque obviamente ahora no es el momento.- - ¿Ahora? Todo esto pasó hace mas de un año ¿Me vas a decir que no tuviste tiempo para pensar las cosas, para darte cuenta que lo que menos necesitas, es ese tipo de persona al lado tuyo? ¿Con todo lo que te hizo? Puedo entender que la sigas queriendo, que tal vez, siendo hombre con todo lo que ello implica, nunca pudiste darte cuenta que no hizo mas que enterrarte de a poco con puñaditos de tierra, y que cuando la tierra te llegaba al cuello, por alguna razón ella desapareció.- Es verdad, y eso es lo peor de todo.
- Es que ahí esta el problema mas grande de todos, podría haber hecho cualquier cosa, pero por alguna razón, esa razón de la que vos hablas y ninguno de los dos conoce, me dejo vivir mi vida, pero solo. Esa compasión, es algo que no puedo dejar de admirar.-
- Estas perdido chavón, lo que vos necesitas es otra chica. Alguien que te haga olvidar, a fuerza de cojidas, lo que ella te hizo, y te haga darte cuenta que no necesitas ese puñado de tierra de a poco.-
Me río por dentro, por que sé, que me gusta el olor de la tierra mojada, el calor y la presión, que me dejen inmóvil en un espacio mínimo, donde solamente entre yo, mientras sé que ella esta ahí afuera mirándome y “tirando otro puñado” con sus ojos negros y su pelo lacio, no sé por que, ni con que palabras dulces logró engañarme hasta lograr que yo sienta que esa situación era lo que yo quería. Podría haber llegado cualquier día, diciendo que me traía un hermoso ataúd, todo para mi, y en mi estupidez hubiese sido el hombre mas feliz.
- Yo te voy a ayudar, vas a ver que te voy a ayudar. Sos un lindo pibe.- Me dice, mientras le guiña el ojo a Damian, que ya no le presta atención. – Vos te mereces a otra persona, y te juro que no va a ser difícil encontrarla, por que cualquiera va a superar a María, por que nadie podría hacerte lo que ella te hizo.-
Ella no sabe que nadie, absolutamente nadie esta a la altura de María, por que solamente ella pudo llegar a generar en mi, sueños tan hermosos, que me hicieran pensar en prados verdes y música de gaitas al atardecer, mientras el pasto se mueve al compás del viento, como las olas en el mar, solamente ella pudo hacerme tocar el cielo con las manos, y probar el maná directamente de sus labios. Nadie nunca va a poder ser como María, es por eso que todavía la quiero, y la extraño. Por que pensé que ella iba a poder salvarme de mi mismo, pero sigo solo recorriendo un largo camino entre el útero y la tumba…
- ¿Les puedo tomar la orden?- Las palabras del mozo me despiertan y me arrastran a un restaurante lleno de gente, con ruidos de charlas, platos y vasos brindando por la felicidad que ellos algún día van a tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario